por Andrés Marín Ricke
Columna publicada en el Diario Austral de Osorno el 29 de agosto de 2024
En la Provincia de Osorno, la industria agroalimentaria es reconocida por sus avances en innovación. La incorporación de ciencia y tecnología en sus procesos le ha permitido responder a los cambios de mercado y ambientales. Pero la provincia alberga también una producción tradicional de pequeña escala, de gran relevancia social, que enfrenta importantes desafíos con limitadas posibilidades de innovar.
La agricultura campesina –que descansa en el trabajo familiar— difícilmente tiene capacidad para optar a los instrumentos regulares de financiamiento. ¿Cuáles son sus necesidades y propuestas en innovación rural?
En la comuna de Osorno existen más de 1700 campesinos inscritos en el municipio. Entre ellos, un segmento compuesto mayoritariamente por mujeres y adultos mayores produce hortalizas, frutales, flores, hierbas medicinales, plantas ornamentales y miel. Algunos agregan valor elaborando mermeladas, conservas, frutos secos o artesanía. Sus canales de venta son informales, en las ferias o directamente al cliente. En talleres realizados con cerca de 20 emprendedoras(es) rurales y estudiantes de agronomía pudimos conocer sus realidades, compartir conocimientos y apoyar el diseño de sus proyectos.
En la producción tienen problemas de escasez de agua para riego, mala calidad o degradación de suelos y exposición de los cultivos a las heladas. En postcosecha, la corta duración de los productos frescos, la falta de equipamiento para envasado, y baja capacidad de inversión son frecuentes. En comercialización, añoran mayor diversidad/estabilidad de puntos de venta, mayor encadenamiento con el turismo, y herramientas para el uso de plataformas digitales.
Para enfrentar estas dificultades, un concurso asociado al gobierno local financiará sus propuestas de innovación incremental en la producción o comercialización. Son proyectos de tecnificación del riego, acumulación aguas lluvias, cultivo en microtúneles, máquinas para el secado, envasado y conservación de productos.
En comercialización, desarrollo de marca y etiquetado, o implementos para el transporte y presentación. Destacan algunas iniciativas basadas en energía solar y elaboración de biofertilizantes. Responden a necesidades de incorporación tecnológica, más que innovaciones propiamente tales. Sin embargo, son proyectos de bajo costo, pero con un alto impacto local en lo social, económico, y ambiental.
A un mes de la conmemoración del día del campesino, es importante explorar nuevas rutas para potenciar una innovación agroalimentaria pertinente a cada realidad. En esto, la articulación entre pequeños emprendedores, los gobiernos locales y la universidad es clave para empezar a acortar las brechas con la ciencia y la tecnología.
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Andrés Marín Ricke es investigador del Centro de Estudios del Desarrollo Regional y Políticas Públicas de la ULagos. Es Sociólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Máster of Natural Resources Management, University of Manitoba en Canadá y PhD in Sustainability Sciences, Stockholm Resilience Centre, Stockholm University.
Publicado por: Natalia Araya Raccoursier