Un viaje a la libertad del pensamiento, una invitación a investigar, el descubrimiento de culturas y lugares ancestrales, un diálogo que engrandece, son algunos de los aprendizajes -de conocimiento y personales -que entregó la jornada de antropología en que estudiantes y profesores vivenciaron el conocimiento.
En este contexto, el encuentro se inició con la presentación de las investigaciones de los estudiantes de antropología, “Etnografías en la Región de Los Lagos”, trabajos que fueron seleccionados para la instancia en que los estudiantes dialogaron con el director de la carrera de antropología de la Universidad Alberto Hurtado, Leonardo Piña.
Posteriormente se realizó la presentación del libro “Almas andariegas: Etnografía del poder, la salud y la memoria entre los aymaras al norte de Chile”, de la autora Alejandra Carreño, antropóloga, Dra., en antropología de la Universidad de Siena Italia, que fue comentado por las académicas de la ULagos, Fedra Cuestas y Natalia Picaroni.
Y como tercer hito de la jornada, se realizó la inauguración del “Laboratorio de Etnografía”, cuyo objetivo es disponer de un espacio físico en el que estudiantes y profesores puedan reunirse en actividades de investigación vinculadas con los trabajos en terreno.
Andrea Freddy, antropólogo, doctor en antropología, académico del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Los Lagos y organizador del encuentro relató que el objetivo de la jornada era compartir el trabajo de los estudiantes “en un diálogo con un invitado especial, Leonardo Piña, director de la carrera de antropología de la Universidad Alberto Hurtado que vino a visitarnos. Estos trabajos no pueden quedar como un trabajo de curso y sí deben tener vida propia, que se pueda discutir y que genere un debate, que se vea lo que hacen los estudiantes”, afirmó.
En relación al nivel de las investigaciones realizadas por los estudiantes el antropólogo comentó que “fue muy bueno, lograron trabajar bien, exponer y fueron investigaciones seleccionadas en base al criterio de mérito. Los más destacados en alguna parte del proceso se les invitó a participar y aceptaron. Y pudimos tener este momento”, destacó.
Los estudiantes de segundo año, en el primer y segundo semestre cursan los laboratorios de Etnografía 1 y 2, en que el profesor titular es Andrea Freddy.
“Entonces en laboratorio I se hace un proyecto de investigación y ellos ejecutan su proyecto de investigación en Osorno. Antropología urbana, que tiene que ver con la vida en la ciudad. Y el laboratorio II, en cambio, el año pasado y este año, empezando ahora el segundo semestre, es un trabajo en ámbito rural, en que se va a terreno con los estudiantes. Viajamos todos, una semana en terreno y se vive la experiencia más intensa de trabajo de campo”, sostuvo.
Libro
Alejandra Carreño, antropóloga y doctora en antropología, académica de la Universidad de Los Lagos y la Universidad del Desarrollo, trabaja en la ULagos en las carreras de obstetricia y puericultura, enfermería y antropología.
Ella se refirió a su libro “Almas andariegas: Etnografía del poder, la salud y la memoria entre los aymaras al norte de Chile”, que es producto de una investigación doctoral que realizó entre el año 2011 y 2014, y que en el año 2019, el inicio de la pandemia, se trasformó en un libro, una monografía etnográfica que se publicó con la Universidad Alberto Hurtado y que es una publicación con temas de salud mental y pueblos indígenas.
Según la autora, el libro trata una etnografía, una experiencia de investigación de terreno extensa, de dos años viviendo con las familias aymaras en el norte de Chile, en Arica, “para tratar de entender la influencia y el diálogo entre la cultura y los problemas de salud mental de ciertas personas, ciertas familias, cómo se maneja desde una óptica intercultural el tema de salud mental”, precisó.
La investigadora profundizó que, “trabajé con los programas de salud intercultural, lo que es la introducción de las medicinas tradicionales indígenas dentro de los paradigmas de salud. Empiezo también a discutir todo lo que han sido los programas ministeriales de reconocimiento a las medicinas indígenas y cómo se han acercado poco al tema de la salud mental. Y cómo desde el punto de vista de las familias también, qué es lo que una familia indígena entiende por salud mental, por buen vivir, cómo se van entrelazando también la historia y la memoria de los pueblos indígenas, el cómo las familias van entendiendo el malestar, el dolor el sufrimiento, de sus integrantes familiares” y agrega que “cómo se vinculan con historias de migración, de desterritorialización, de despojo también de tierras. Las dificultades de la continuidad cultural, cómo están muchas veces marcados también por el tema de haber sido obligados a aprender el español, a bajar a las ciudades y luego también con una reflexión respecto a cómo podemos constituir sistemas de salud mental que tengan un enfoque intercultural”, aseguró.
Presentación
Natalia Picaroni Sobrado, académica del Departamento de Ciencias Sociales, presentó el libro. Ella tuvo que leerlo, estudiarlo, plantear algún comentario que fuera una discusión del texto que es lo que se hace cuando se comenta un libro. Y en este caso como fue la inauguración del Laboratorio de Etnografía, lo que destaqué fue su fuerte aspecto etnográfico, justamente como relata la vida, las experiencias, situaciones, pensares y sentires también de personas con quienes trabajamos en antropología. Y esto Alejandra, en este libro, lo logra hacer muy bien y también lo consigue de una manera que para nosotros es muy importante en antropología, que es no reproducir esencialismos. Que tiene que ver cuando consideramos que la cultura es algo estático, que se petrifica en las personas entonces sentimos hablar de culturas, de pueblos, como si hubieran quedado petrificados en la historia y la verdad que esto no es así. Hay toda una dinámica y todo el tiempo estamos construyendo y cambiando, y transformando lo cultural y eso Alejandra lo logra muy bien en su libro sobre medicina tradicional e indígena en contexto aymara por un lado pero que se cruza con las categorías psiquíatricas por otro, y también con el tema de la migración y del racismo implícito en las discusiones sobre migración aymara», indicó.
Estudiantes
Amaya Mancilla Huenún, es estudiante de segundo año de la carrera de antropología de la ULagos y su investigación fue seleccionada para presentarla en la jornada.
“Hice un relato etnográfico, una etnografía a las y los jugadores del Casino Sol. Mi principal motivación a realizar el estudio fue mi padre quien me comentaba hechos particulares sobre la manipulación a clientes jugadores del casino. Especialmente la invitación que les realizan de manera personalizada para seguir apostando. Cuando la persona perdió en el casino. Cuando supe esto me di cuenta que hay una problemática bastante fuerte. Por tal motivo busqué muchos artículos y me encontré con muy poca información y entonces me decidí a realizar un trabajo acotado, pero sí dar visibilización a un fenómeno social que está anónimo”, aseguró.
En su descripción, la estudiante explica que el proyecto del casino “es muy contemporáneo, recién en una ciudad relativamente urbanizada, en el año 2009 se hizo el primer casino de esta magnitud. Los que habían eran casas de apuesta más pequeños o ilegales”, explicó.
Según la estudiante, el profesor Andrea Freddy, en la asignatura Laboratorio de Etnografía, les hizo presentar un proyecto, para realizar correcciones, y orientar el trabajo y les sugirió textos para otorgar el sustento teórico.
“Y mi proyecto fue seleccionado para que lo presentara y pudiera exponerlo”, indicó.
En este sentido, la joven investigadora mencionó que “quedé bastante entusiasmada con el trabajo que hice. Me gustó escribirlo, también leerlo. También me gustaría seguir investigando en casas de apuestas lo que es la periferia de estos casinos más pequeños. La teología, arte sacro. Todo lo que es urbano, identidades a través de la modernidad, de la moda de la identidad corpórea, me llama bastante la atención”, enfatizó.
“Siempre tuve la fascinación por las ciencias sociales en general, pero sentía que las carreras no cumplían totalmente mis expectativas. Siempre faltaba algo de lo social, cultural, mental, estaba muy fragmentado en todas las carreras. Y siento que en antropología reúne todo”, destacó Amaya Mancilla Huenún.
Felipe Soto, estudiante de tercer año de antropología, comentó que su investigación se centró en la conservación de lugares naturales que están en exposición al extractivismo y capitalismo “que existe pero a través del turismo. Es recoger una experiencia dentro de la naturaleza, en este caso el valle de Cochamó. Dentro de la investigación alcancé a indagar en las capas de protección como son las legales, las capas que tienen que ver respecto a la organización misma de los sujetos que viven ahí y se encargan de cuidar”, precisó.
El estudiante, aplicó un grupo focal como instrumento de investigación, en que las personas expresaron sus argumentos sobre la conservación del lugar y el entorno. “Y llegué a la conclusión, con base en todo ello, que conservar es educar. Uno en la medida que puede educarse o educar al resto en torno a esta problemática de la exposición de la naturaleza puede llegar efectivamente a conservar. Esto es a grandes rasgos”, aseguró.
Publicado por: Marcelo Morales Mena