A través de un proyecto Fondecyt, que nace desde el CEDER de la Universidad, se aborda el proceso de patrimonialización con participación activa de las comunidades. Iniciativa generó la publicación de un libro y la realización de documentales.
Territorios precordilleranos de las comunas de Puyehue y Panguipulli, caracterizadas por su alta biodiversidad y actualmente constituidas en polos turísticos, ha sido el foco de estudio del proyecto denominado “Patrimonio cultural, turismo y territorio”, adjudicado por la Dra. Marisela Pilquimán Vera, especialista en desarrollo territorial y turismo, quien se desempeña en el Centro de Estudios del Desarrollo Regional y Políticas Públicas, CEDER de la Universidad de Los Lagos.
La iniciativa ejecutada entre los años 2017 y 2021 a través del Proyecto FONDECYT 11170506 ha explorado en los procesos de patrimonialización y turistificación en torno a elementos naturales y culturales y las consecuencias que generan para las comunidades locales en los territorios donde se producen.
“Los hallazgos indican que los procesos de construcción y reconocimiento del patrimonio cultural, tangible e intangible, que han sido impulsados por entes estatales, se han caracterizado por un enfoque de cumplimiento normativo donde técnicos expertos determinan qué es o no patrimonio y por un énfasis en su dimensión económica, para ser puestos en valor, por ejemplo, a través del turismo. Estos procesos, usualmente determinados desde el nivel central y aplicados en forma vertical, generalmente han excluido la participación de la población en la escala local donde se encuentran, viven o testimonian esos patrimonios y causan conflictos por la superposición de interpretaciones diversas que el Estado, el mercado y las comunidades locales atribuyen al patrimonio cultural presente en esos territorios”, indica la investigadora.
Por otra parte, -explica- no existe un concepto unívoco acerca de patrimonio, de tal manera que al interior de los organismos estatales ha predominado una perspectiva parcial conforme a las visiones y misiones propias de tales organismos. “En tal sentido, algunas comunidades y organizaciones locales ponen énfasis en la construcción de un patrimonio no oficial, por medio del fomento y difusión de sus propios patrimonios, reclamando el derecho a reconocer, proteger, desarrollar y gestionar su patrimonio cultural desde la base del reconocimiento de sus propias formas de vida, valores y creencias para establecer las pautas de gobernanza de los territorios que habitan, generando así un patrimonio que es levantado o construido de forma participativa y pertinente, desde la base social. Así, contribuyen a paliar las debilidades de la institucionalidad patrimonial, aspectos de la legislación actual y los efectos del modelo económico neoliberal, que no recogen adecuadamente los intereses de la comunidad local”, agrega.
Por ejemplo- sostiene Marisela Pilquimán, “comunidades mapuche en ambas zonas no reflejan su impronta en el territorio con artefactos tangibles como la mayoría de las culturas occidentales u otras culturas originarias en América Latina (templos, palacios, monumentos, etc.), sino que se trata de un cumulo de saberes y prácticas tradicionales fundamentadas en una visión particular del mundo basada en una forma de entender y gestionar la tierra estrechamente ligada con su sistema de creencias, donde elementos materiales e inmateriales se entrelazan”.
Así, para algunas comunidades -explica- el patrimonio es significado como algo identitario, construido desde la base social, que responde no sólo a motivaciones de tipo económicas o recreativas, sino también, a procesos más amplios de reivindicación cultural y territorial. También se ha identificado que algunas comunidades han optado por modalidades de turismo de intereses especiales, donde se entremezclan otras aspiraciones sociales, políticas y/o culturales que revitalizan sus conocimientos, prácticas tradicionales y experiencias de resistencia y adaptación en los territorios donde habitan, en tanto fuentes potenciales de reapropiación identitaria y cultural, para la activación comunitaria de su patrimonio y el fortalecimiento de sus iniciativas locales.
CONCLUSIÓN
Considerando algunos de estos antecedentes, se ha planteado como conclusión de esta investigación que se debe apuntar hacia la necesidad de permear la voluntad —principalmente política— de las autoridades para que éstas adecuen sus políticas, programas y proyectos a las singularidades y necesidades que las comunidades reclaman. Esto implica la creación de mecanismos que canalicen una participación activa, real y efectiva de estas colectividades, en la toma de decisiones para colaborar en el establecimiento de los criterios de actuación respecto de la elaboración, ejecución, desarrollo y evaluación de estas materias.
Cabe destacar que para el desarrollo de esta investigación se privilegió un acercamiento a las comunidades locales a través de conversaciones previas y protocolos de relacionamiento que fueran respetuosos de sus tiempos, formas y estructuras, realizando actividades que contemplaran la más amplia participación –siempre voluntaria- de los miembros de esas comunidades, por ejemplo, entrevistas, talleres de legislación relativa a patrimonio cultural y de interpretación del patrimonio cultural, que incluso contaron con la presencia de destacados investigadores extranjeros; además de otros talleres que trataron temas revelados como de interés por las propias comunidades.
Además, desde el punto de vista académico, se ha contribuido a la creación de conocimiento científico, como también a fortalecer la línea de investigación de patrimonio cultural, turismo y territorio, particularmente, con la publicación de artículos en revistas científicas de corriente principal, que pueden aportar a personas que trabajen en estas temáticas; se han establecido vínculos con otros académicos e investigadores, especialmente, extranjeros; o se han adjudicado otros proyectos de investigación científica, destinados a profundizar en estas materias patrocinados por importantes organismos internacionales como el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Pero, más importante aún, se han generado diversos productos que son de utilidad para estas comunidades, por ejemplo, la realización de documentales o la publicación de un pequeño libro acerca de un oficio tradicional y sus técnicas y talleres donde se trataron temas relevantes sobre construcción y gestión del patrimonio cultural.
“Quiero destacar el rol que el CEDER de la Universidad de Los Lagos ha cumplido al apoyar el Proyecto Fondecyt, facilitando que miembros de la comunidad estudiantil se relacionen con el proyecto a través de su participación como tesistas, alumnos en práctica profesional o como colaboradores en algunas de las actividades realizadas en los territorios. De esta forma, el trabajo mancomunado entre investigadores y sociedad civil, generan resultados de relevancia y utilidad para las comunidades, pero también para la mejora o creación de políticas públicas pertinentes”, sostuvo la investigadora.
Taller denominado “Interpretación del patrimonio cultural”, realizado en la comuna de Puyehue en el marco del Proyecto de investigación, 2019.
Publicado por: Loreto Bustos Novoa