La diferencia entre estar en la Universidad y ser de la Universidad de Los Lagos
Campus Pto Montt
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En la primera semana de entregas de diplomas de las y los egresados del Campus Puerto Montt, un total de 120 nuevos profesionales de las carreras de Ciencias Políticas y Administrativas, Pedagogía en Artes y Pedagogía en Educación Física se titularon.

En una íntima ceremonia, un representante de cada carrera nos contó cuál fue su experiencia al pasar por las aulas de esta Universidad. En esta ocasión, destacamos el testimonio de Erwin Ojeda Soto, ahora profesor de Artes mención Música, quien destacó que su identificación con la Universidad de Los Lagos, le enseñó a ser más humilde y a replicar como profesional, el ejemplo que recibió de sus profesores universitarios:

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“Tengo una oportunidad solemne de entregar unas pequeñas palabras a quienes han sido partícipes de este camino. No me refiero sólo a los estudiantes ahora titulados, sino también a los  docentes y asistentes que han guiado esta noble trayectoria, que hoy en día nos premia de orgullo y regocijo por el mérito señalado.

Para esta generación de personas, el paso por esta casa de estudios, fue un momento que marca la existencia de cada uno de nosotros. Baste recordar cuando se conformó esta generación, compuesta en su gran mayoría por estudiantes provenientes de otras casas estudios de diversas partes de Chile, con miradas distintas, futuros distintos y proyecciones ajenas a lo que somos hoy en día. En esto me incluyo, porque entramos a esta carrera con expectativas distintas, pero con un horizonte en común, el de ser un profesional en el  área que deseábamos ser. Nuestra instancia fue un sendero de experiencias diversas, partiendo por el cambio de sede al inicio del segundo semestre, ese paso desde la sede ubicada en calle Serena #77 al edificio patrimonial de Guillermo Gallardo. Ese cambio significó una mirada distinta y por qué no decirlo, un espacio más reconfortante y cómodo para nosotros. Increíblemente era un mundo nuevo, más grande, más hogareño, y acogedor.

Dentro de este período de cambios, hacia un desarrollo como personas, íbamos creando lazos, afectivos, académicos y laborales, entre otros. Sin querer, estos cambios nos hicieron identificarnos más con la Universidad, y es aquí donde me quiero detener por un momento para preguntarnos: ¿Qué nos hace ser de la Universidad de Los Lagos?

Es la pregunta que a veces nos define de una u otra forma, frente al mundo, frente al imaginario chileno e internacional. Quizá, muchos tengan distintas respuestas, adjetivos para esta pregunta que nos evoca los ya recuerdos de nuestra permanencia aquí. Por mi parte, daré una respuesta que espero ver si también es compartida por ustedes, porque si hay algo que la Universidad de Los Lagos nos ha entregado a lo largo de estos años, como una enseñanza para la vida, es la humildad. Humildad de pensamiento, de alma y de quehacer, porque nos encontramos casi al fin del cono sur de América, donde el frío y la lluvia son nuestras principales virtudes naturales, aquello por lo cual todo siempre es un poco más complejo, pero que nos inunda de perseverancia, de gallardía y de empuje para salir adelante. Nos empuja a querernos por lo que somos, no por lo que tenemos. A veces nos faltaban muchas cosas, olvidados por el centralismo estatal de las universidades, pero aquí estamos ahora, como profesionales del mundo de la educación y de las artes.

  Ésta es una etapa más, de muchas. Significó un sacrificio no sólo de nosotros, los autores de esta historia, sino también de quienes nos apoyaron, nuestros padres, familiares, amigos o quienes hayan asumido ese rol durante este proceso educacional.

 Antes de concluir, mencionar que muchos de nosotros veníamos de grandes universidades, incluso algunos de universidades extranjeras, jactándonos de grandezas y privilegios. Pero aquí,  encontramos algo que antes no habíamos visto, que era invisible en la iniciación educacional,  era el privilegio de aprender lo que más nos forma como personas, y lo vuelvo a repetir, encontramos la humildad. Encontramos la cercanía de los docentes al contestarnos las llamadas, los mensajes, al enseñarnos. Encontramos su ayuda fuera del quehacer universitario, a la hora de compartir, de preocuparse si estábamos enfermos. Creo que eso hace la diferencia entre ir a la Universidad y  ser  la Universidad. Por eso, gracias Universidad de Los Lagos por todo los momentos que recorrimos en tus espacios, junto a tus profesores y asistentes – que sin darnos cuenta- , han entregado aliento a muchas personas, que aquí vieron reflejada su proyección de vida, en una profesión. Sin querer haz ayudado a que familias puedan salir adelante, gracias a los estudios que se entregan aquí. Haz abierto mentes y haz mejorado la vida de muchas personas,  de nosotros, que ahora tenemos la  labor de replicar este ejemplo en un aula, en un auditorio o una casa.

 Para los creyentes, que Dios los bendiga en su camino hacia la nobleza del saber y para los que no creen, que la mejor de las virtudes inunde su quehacer, el éxito y la buena vibra, les sirvan para el desarrollo de cada uno, en esta vida”.

 Muchas gracias.

 Erwin Ojeda Soto.

Profesor de Pedagogía en Artes mención Música.

Universidad de Los Lagos.

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Publicado por: Paulina Ossa Magaña