Un equipo de profesionales de la universidad estatal está utilizando el suero de la leche para la elaboración de un film protector de alimentos.

La idea de ir poniendo fin al uso masivo del plástico en los quehaceres diarios ha sido un tema que se ha instalado con preocupación entre un grupo de académicos, investigadores y estudiantes de la Universidad de Los Lagos, quienes durante este año se han dado a la tarea de buscar una alternativa.

Así fue como a través de un concurso interno de proyectos de la institución el equipo liderado por la académica Lucía De la Fuente junto a sus colegas Ester Monsalve, Luz Ferrada y a los estudiantes tesistas del Magíster Latinoamericano en Administración de Empresas del Departamento de Ciencias Administrativas y Económicas, Claudio Jara y de la carrera de Ingeniería en Alimentos, Luis Ríos, buscan desarrollar a partir del suero de la leche, películas biodegradables comestibles que reemplacen al plástico para ser utilizado como envoltorio o film, e incluso como potes para guardar alimentos.

“Estamos en la etapa de desarrollo de prototipos de envases con lactosuero, utilizando diversas formulaciones y variables de proceso que tienen que ver con el color que va a tener, la turbiedad, la resistencia, hay que realizar pruebas mecánicas, ópticas y morfológicas. Estamos viendo cómo la proteína interactúa con un plastificante comestible que es el que estamos agregando, y estudiamos cómo se va formando el film y que éste no penetre en los alimentos”, explica De la Fuente.

Para llegar a formar el film, el cual ya han probado reiteradamente con óptimos resultados, deben utilizar un suero que contenga al menos un 80% de proteína. El académico e investigador, Claudio Jara explica que “el suero de la leche se obtiene durante la elaboración del queso, posteriormente se concentra y es muy rico en proteínas y minerales. Nosotros necesitamos eso sí que cuente con un 80% de proteína porque probamos con otros de menor cantidad y no resulta”, indica.

En la zona los productores ofrecen suero que tiene entre un 25% y un 50% de proteínas, es por ello que debieron buscar a un proveedor en Santiago cuyo producto reúne estos requerimientos, pero que lo importa de Estados Unidos.

“Esta proteína es la que queremos estructurar para que actúe como una película o film que tiene que adherirse a los alimentos que después vamos a probar o también se puede termo-formar como un vaso o un plato”, indica el académico.

“En agosto de este año debería estar terminado el proyecto y el objetivo es contar con la película transparente. Si bien ya se logró obtenerla, lo que viene ahora es hacerle algunas mejoras, más unas pruebas ópticas, mecánicas y morfológicas, algunas de ellas se subcontratarán. Lo inmediato es ver cómo se comporta en frutas, si se adhiere, si es flexible y evaluar qué vida útil va a tener”, sostiene Lucía De la Fuente.

Una vez que concluya la iniciativa se buscará poder generar en torno a ella un plan de negocios que permita ver la posibilidad de impulsarla en el mercado comercial y así aportar desde la academia y la investigación a disminuir el uso del plástico en favor del medioambiente.